Por Andrea Lizeth Trujillo Islas
Durante la práctica de la psicoterapia infantil y adolescente, suele ser común enfrentarse a dilemas y dificultades que pueden afectar el trabajo del psicoterapeuta, el bienestar del menor o la menor de edad, así como la colaboración de los padres y/o madres que acuden a solicitar el servicio. En una sociedad adultista y adultocentrista, es difícil comprender que los niños, niñas y adolescentes tienen derecho al cuidado y preservación de la salud, así como al respeto de su intimidad y privacidad.
La Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (LGDNNA) tiene como objetivo principal reconocer a niños, niñas y adolescentes como titulares de derechos, haciéndolos acreedores de garantías para que estos se cumplan conforme a lo establecido en la Constitución. Dicha ley, en su artículo 76, menciona que esta población tiene derecho a la intimidad personal y familiar, así como a la protección de sus datos personales. Además, el capítulo décimo octavo de la LGDNNA hace hincapié en el derecho que tiene este grupo etario a ser escuchado y tomado en cuenta en los asuntos de su interés, de acuerdo con su edad, desarrollo evolutivo, cognitivo y madurez.
La psicoterapia es una práctica perteneciente al área clínica de la psicología que tiene como objetivo atender las necesidades emocionales y conductuales del consultante, las cuales son referidas por él o ella. Sin embargo, cuando se trabaja con menores de edad, es complicado conocer de viva voz las necesidades de la persona, ya que, en su mayoría, los pacientes menores de edad no llegan a consulta psicológica por voluntad propia.
En muchas ocasiones, dentro del ejercicio de la profesión, sucede que el niño, niña o adolescente no tiene conocimiento de las causas por las que acudirá a psicoterapia, desconocen qué hacen los psicólogos y las psicólogas y llegan en contra de su voluntad, por lo que se ven inmersos en un ambiente desconocido y hostil para ellos. Además, sienten inseguridad al no haber sido informados previamente sobre dicha atención.
Será labor de los y las profesionales de la salud mental que trabajan con infancias y adolescencias respetar sus derechos humanos básicos y hacer del conocimiento de los padres, madres y/o tutores o tutoras que el trabajo del psicólogo clínico infantil siempre estará basado en garantizar el cumplimiento de la ley. En atención a la misma, no se considerará posible la divulgación de la impresión diagnóstica, el diseño de tratamiento, los avances ni las dificultades actuales del paciente menor de edad sin previa solicitud de permiso por parte del paciente. Siempre se deberá respetar la confidencialidad.
No obstante, incluso obteniendo el permiso del menor de edad para compartir su propia información, los y las psicólogas infantojuveniles deberán abstenerse de compartir datos de identificación que vulneren a la persona menor de edad que se está atendiendo. Se compartirá la información solo con los padres, madres y/o tutores o tutoras, así como con las autoridades correspondientes en materia legal que lo soliciten por escrito.
Además, los y las pacientes tendrán derecho a saber la causa de su canalización a tratamiento psicológico de forma respetuosa y explicada con un lenguaje adaptado a su edad. Además, se respetará en todo momento el uso de su voz con la garantía de que esta sea escuchada y resguardada. Se atenderán las necesidades presentadas siempre respetando el interés superior de la niñez, es decir, que todas las decisiones que se tomen dentro de cada etapa de la atención psicológica deben orientarse a su bienestar y pleno ejercicio de sus derechos.
Como sociedad, no hemos estado acostumbrados a mirar a las infancias y adolescencias, a nombrarlas ni a reconocerlas, ya que tenemos una carga histórica y cultural que nos ha llevado en esa dirección. Sin embargo, es nuestro deber continuar cambiando el rumbo de la historia y ser agentes que garanticen el respeto y reconocimiento de la población infantojuvenil.
Andrea L. Trujillo es una profesional especializada en psicoterapia infantil y adolescente. Cuenta con una Licenciatura en Psicología obtenida en la UAEH y actualmente es maestrante en la Universidad ISEP. Además de su formación académica, ha adquirido conocimientos en derechos de niños, niñas y adolescentes, crianza respetuosa y perspectiva de género. ¡Contáctanos para agendar tu cita!
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